29/12/13

Noche en Escarlata

Esta Nochevieja no iba a ser como las demás; habíamos quedado sólo nosotros dos, y tras una ligera cena a base de marisco, carne y unas copas de champán, pasamos al sofá.

Le agarré de la corbata y tiré de él hacia mí, para besarle lentamente mientras le acariciaba la nuca y jugaba con su lengua en mi boca. El respondió besándome con más intensidad, me cogió por la cintura y me sentó sobre su regazo. Sus manos se dirigieron a mi espalda y comenzaron a bajar la cremallera de mi ajustado vestido rojo; dejándome solo con un sujetador y tanga de color escarlata. Luego sus manos me quitaron el vestido y siguió besandome por el cuello y el pecho; tiró a un lado el sujetador y tomó mis pechos con la mano a la vez que succionaba y mordisqueaba mis pezones. 

Entonces, le quité la corbarta y desabroché los botones de la camisa para recorrer su cuerpo besándole hasta llegar al ombligo; luego hice lo mismo con su cinturón y su pantalon, dejándole únicamente en boxer. Me hice a un lado y empecé a masturbarle lentamente con la boca, lamiendo lentemente desde la base hasta el glande, e introduciendolo en mi boca. 

Cuando su respiración se hizo más agitada; me tendió sobre el sofá, deslizó hacia un lado el tanga rojo y comenzó a masturbarme, primero haciendo círculos sobre el clítoris y luego con un par de dedos en mi vagina, lo que provocaba que leves gemidos escaparan de mi boca. 

En ese momento, se colocó sobre mi e introdujo su miembro en mi húmedo interior, lo más profundo que pudo y  luego siguió embistiéndome cada vez más rápido mientras me besaba; mis manos recorrían su espalda hasta que una sacudida recorrió nuestros cuerpos, mezclandose nuestro orgasmo con las campanadas que anunciaban el nuevo año. 




14/12/13

Pasión de hielo y fuego

Las vacaciones de este invierno estaban siendo bastante buenas, ya que habíamos alquilado una cabaña de madera en un pueblo aislado. Después de cenar, estábamos tumbados en la alfombra, tomando una copa de vino mientras contemplábamos el fuego, resguardados de la gran nevada que caía fuera. 

Entonces, él se acercó y empezó a besarme el cuello, subiendo despacio hacia mi oreja y mordisqueándome el lóbulo a la vez que su mano se introducía por debajo de mi suéter. Entonces, dejé la copa de vino a un lado, le tomé de la barbilla y empecé a besarle suavemente en la boca. Mis manos empezaron recorriendo su cuerpo sobre la ropa, para acabar acariciándole debajo de ella. 

Fuimos desnudándonos mutuamente, hasta dejarle tendido sobre la alfombra. Después me acerqué a la cubitera donde estaba la botella de vino, para coger un par de hielos. El primero se deshizo lentamente mientras le recorría el cuello y el torso, quedándose muy cerca de su ingle; lo que provocó que su cuerpo se estremeciera. Por lo que, en ese momento, me quitó el otro hielo y empezó a deslizarlo por mi garganta, para ir descendiendo lentamente por mis pechos y pezones. 

Entonces me dijo que esperara, y un instante después apareció con un bote de acetite corporal con olor a frutas del bosque. Puso un poco en su mano y siguió jugando con mis pechos, mi cintura y nos fuimos turnando haciéndonos masajes mutuamente; hasta que la pasión era demasiado fuerte.

En ese momento, me tumbó sobre la alfombra y empezó a besarme de nuevo, desde la boca para recorrer mi cuerpo, hasta que su boca a pocos centímetros por debajo de mi ombligo; y empezó a lamer y mordisquear levemente mi clítoris, haciendo círculos para seguir hacia mi vagina, introduciendo primero la lengua y luego un par de dedos, lo que provocó que un gemido escapara de mi boca, arqueándome la espalda. 

Se incorporó, y se colocó sobre mi, para empezar a penetrarme lenta y profundamente; de modo que nuestros cuerpos se balanceaban con cada embestida, acelerando cada vez más y entrecortando nuestra respiración. Mis piernas abrazaron su espaldas mientras el ritmo se volvía cada vez más frenético hasta que al unisono, alcanzamos el orgasmo y un escalofrío nos recorrió; dejándonos completamente extasiados con el fuego reflejándose en nuestros húmedos cuerpos. 


6/12/13

Tarde de película

Era una tarde un poco fría, así que habíamos decidido ir al cine. La película era un poco aburrida, por lo que entre palomitas, coloqué mi cabeza en su hombro, inspirando esa colonia que tanto me gustaba y que me impedía concentrarme en nada más.

Estábamos sentados solos, por lo que coloqué mi mano sobre su rodilla y empecé a subirla poco a poco, acercándome lentamente hacia su ingle. Me giré y le miré a los ojos, preguntándole si quería que siguiese o no. Al ver que no me detenía, seguí subiendo hasta posarla sobre su entrepiera. Oí como su corazón se aceleraba y empecé a acariciarle y frotarle, notando la dureza que sus pantalones trataban de contener, lo que me excitaba aún más. 

Luego, desabroché su cinturón, el botón y bajé la cremallera, para sacar lentamente su miembro erguido y comenzar a masturbarle lentamente; lo que provocó que me besara apasionadamete en la boca, el cuello mientras sus manos recorrían mi cuerpo, buscando mis pechos entre la ropa.

Conforme aceleraba el ritmo, oleadas de placer recorrían su cuerpo, hasta que finalmente alcanza el orgasmo y me agaché para lamer lentamente su pene, disfrutando de su sabor; lo que prolongaba su orgasmo hasta tal punto que tuvo que susurrarme que parase. En vez hacerlo, seguí lamiendo con más ahínco; de modo que si quería detenerme, tendría que torturarme de placer hasta que no pudiera mover un músculo más. 

Entonces, como si hubiera leído mi pensamiento, posó su mano en mi vientre y fue bajándola poco a poco, sorteando las bragas y el pantalón sin siquiera desabrocharlo, mientras yo continuaba lamiendo. Después llegó a mi clítoris, jugando con él en círculos y dando suaves pellizcos con las yemas de los dedos, humedeciéndome aún más, por lo que fui lamiendo más lentamente, y dejé escapar algún gemido aún con la boca ocupada. 

Finalmente, me desabrochó el pantalón y apartó mis bragas a un lado, para masturbarme con más soltura, introduciéndome primero dos dedos, y luego un tercer dedo, mientas su pulgar seguía jugando con mi clítoris; ambos aceleramos hasta que él alcanzó el segundo orgasmo en el interior de mi boca y yo a la vez, entre fuertes respiraciones; quedando ambos extenuados hasta el final de la película.