18/1/14

Despertar

El sol entraba a raudales por la ventana, despertándome, me giré y le vi que seguía durmiendo plácidamente, le acaricié suavemente bajo las mantas, y cuando llegué a la entrepierna noté que estaba excitado.

Como nos habíamos entretenido hasta tarde esa noche, me di la vuelta y traté de seguir durmiendo, pero el instinto se apoderó de mi, y muy despacio, fui acariciándole el miembro, tratando de no despertarle aún. Él iba excitándose cada vez más y su respiración se agitaba, por lo que no pude resistirme y me metí debajo de las mantas. 

Le bajé con cuidado el calzoncillo y, tomando su pene con mi mano, empecé a masturbarle lentamente y con mucho cuidado, fui haciendo círculos con mi lengua, apretándolo contra mis labios y poco a poco lo introduje en mi boca, subiendo y bajando lentamente. En ese momento se despertó, y mirándome sorprendido, fue a decir algo, pero lo único que hizo muy suspirar y volvió de cerrar los ojos, disfrutando del momento. Por lo que fui acelerando el ritmo, hasta que ya no pudo aguantar más, arrojó lejos las mantas, y me atrajo hacia él, besándome el cuello, quitándome el picardías y masturbándome desenfrenadamente. 

Entonces, me puso de lado colocando sus piernas entre las mías, de modo que subió una de mis piernas contra su pecho y empezó a penetrarme profundamente, sin apenas contenerse, con un ritmo tan rápido e intenso que la cama crujía, enmudeciendo nuestros jadeos, hasta que juntos alcanzamos el orgasmo, quedando nuestros cuerpos sudorosos al sol. 

12/1/14

Doble placer

Esa noche habíamos tomado alguna cerveza de más cuando llegamos a su casa; así que según entramos nos dirigimos directamente al dormitorio. Allí me arrojó hacia la cama, se colocó sobre mí y empezó a besarme apasionadamente mientras sus manos iban desnudándome hasta dejarme en ropa interior.

Le dije que no era justo que pasara frío yo sola y le fui quietando el resto de la ropa, dejándole solamente con un boxer cada vez más abultado. Por lo que, me quitó el sujetador y empezó a besar, mordisquear mis pechos, a mismo tiempo que su mano arrojó lejos mis bragas y empezaba a masturbarme. Al principio con dos dedos, y como estaba empezando a jadear, introdujo el tercero. 

Mi sorpresa fue mayúscula cuando noté que introducía el pulgar por mi ano. Me dijo que si molestaba mucho pararía; pero como me había dejado muy excitada y tenía curiosidad, le dejé continuar. Él tomó el bote de lubricante de la mesilla y poco a poco introdujo otro dedo, dilatándome lentamente. Era una sensación muy extraña y placentera, por lo que mi respiración estaba cada vez más agitada; así que él no desaprovechó la situación, me colocó de rodillas sobre la cama y se puso lubricante en su pene, para irlo introduciendo lentamente por mi ano. 

Aunque estaba mentalizada, no pude reprimir un grito de dolor, y él me preguntó de nuevo si quería seguir adelante; pero entre la excitación y la embriaguez, le contesté que seria mejor no quedarnos a medias. Centímetro a centímetro fue introduciendo más su miembro, y para mitigar mi dolor, mientras con su mano derecha guiaba mi cadera acorde a sus embestidas, usó su mano izquierda para masturbarme.

La sensación de doble penetración era muy intensa, bastante más placentera de lo normal al unirse ambas sensaciones, lo que me excitó de gran manera. Él fue incrementando la velocidad hasta que poco antes del orgasmo, me tomó con ambas manos, penetrándome rápida y profundamente. Un salvaje orgasmo recorrió nuestros cuerpos simultáneamente y caímos desplomados sobre el colchón.