1/8/19

Deseos oscuros. Primera parte

PRIMERA PARTE.

Un grito de placer se escapó de su garganta. Se levantó de la cama y se desconectó de las gafas de realidad virtual.

Entró en la ducha y dejó que la cortina de agua refrescara su cuerpo. Mientras se enjabonaba el cuerpo bajó hasta su sexo. Hacía mucho tiempo que no estaba tan húmeda...si cerraba los ojos aun sentía como era embestida pocos minutos atrás.

Se envolvió en la toalla y volvió a la habitación. El envoltorio de las gafas aún reposaba sobre la mesa. ''4D life. Vive la vida como siempre has deseado'' ponía en la etiqueta. Se las había regalado su mejor amiga. Aún recordaba cuánto había dudado de ella cuando le aseguró que su vida no volvería a ser la misma. Bastaba crearse un avatar, ponerle un nombre y entrar en una nueva realidad.

Miró la hora y vio que aun quedaban treinta minutos para la cita. Cenó algo rápido y volvió a tenderse en la cama. Colocó las gafas de realidad virtual sobre su cabeza y una señal de LOGIN apareció delante de sus ojos.


THERESA IS ONLINE


Una ciudad virtual se materializó delante de ella. Sus tacones resonaban sobre la acera mientras se encaminaba al Pleasure Boulevard, un homenaje al Barrio Rojo de Amsterdam. Entró por la puerta nº 8 y subió al segundo piso como habían acordado. No tuvo que esperar demasiado para que Logan entrara por la puerta.

Se habían conocido hacía unos días en un bar cercano. A Theresa le llamó la atención su pelo oscuro y sus ojos verdes. A él su cabellera rojiza y sus largas piernas. Tras presentarse y una charla insustancial, se dirigieron a su piso virtual. Allí, la guió hasta el dormitorio, dejando un rastro de ropa en el suelo mientras sus bocas se buscaban y sus manos recorrían su cuerpo.

Al llegar a la cama, tendió a Theresa de espaldas. Cerró los ojos mientras la boca de Logan recorría su cuello deslizándose hacia sus pechos. Gimió cuando mordisqueó sus pezones y notaba la erección contra su vientre. Sintió un cosquilleo cuando su barba le rozó entre los muslos y no pudo evitar que su espalda se arquease al notar su lengua deslizándose en su interior. Ella elevó sus caderas y separó cuanto pudo sus muslos. Oleadas de placer recorrían su cuerpo mientras mordisqueaba su clítoris e introducía los dedos es su húmeda vulva. El ritmo de la lengua cada vez era más frenético, haciéndola jadear y que sus caderas se moviesen hacia su boca y enterrándo los dedos lo más profundamente que podía en su interior, hasta que alcanzó el orgasmo y se dejó caer en la almohada.


- Ahora es tu turno - dijo Theresa mientras se colocaba sobre Logan.

Besó su pecho musculado, bajando hasta el ombligo. Su miembro bien duro reclamaba su atención, empezando a besar y lamer la base de su pene, provocando que pequeñas gotas apareciesen en la punta de su miembro. Continuó lamiendo lentamente hasta llegar al glande, recorriendolo en círculos y subiendo hasta cubrirlo con sus labios. Introdujo levemente la lengua en la punta, lo que hizo que Logan cerrase los ojos y comenzase a gemir. Entonces, comenzó a introducir su miembro en la boca hasta llegar la base; con cada subida y bajada, los jadeos de él se hacían más frecuentes. De pronto. su miembro se tensó y eyaculó en su boca.

Se incorporó sobre la cama y volvió a besarla, notando el sabor de su semilla en sus labios. - Esto solo acaba de empezar - dijo mientras la sentaba en su regazo y seguía besándola y mordisqueando su lengua mientras con las manos disfrutaba de sus tersos pechos. Su miembro volvía a estar duro tras el beso apasionado, y cogiéndola de las caderas, la colocó sobre su pene y la dejo caer, disfrutando de la sensación de su húmedo y prieto sexo.

Ella rodeó su torso con sus manos, cabalgándole lentamente y notando como su miembro llegaba hasta lo más profundo de su ser. Sus bocas se buscaban entre besos y pequeños mordiscos, sus pechos subían y bajaban al ritmo de sus caderas, con un ritmo cada vez más frenético.

-Mmmmm, sigue - susurró Logan entre jadeos mientras mordisqueaba su cuello.

Theresa aceleró aun más el ritmo, hasta que una ola de placer recorrió su cuerpo, alcanzando el orgasmo y clavándo las uñas en su espalda; a la vez que sentía el semen de él derramarse en su interior.

Con la respiración aun entrecortada, se dejaron caen entre las almohadas. Theresa cerró los ojos, disfrutando de la brisa que entraba por la ventana y acariciaba su vientre. Logan aprovechó su distración para coger uno de sus pechos, apretándolo con firmeza. Se enderezó y comenzó a lamer el pezón, endureciéndolo.

-¡Eh! No te aproveches mientras no miro - protestó Theresa entre risas.
-Disfruta del momento- susurró él a su oído.

Mientras seguía jugando su pecho, con la mano libre, él la deslizó por su vientre hasta llegar entre sus muslos y comenzó a trazar círculos sobre el clítoris, haciendo que su entrepierna se humedeciese aún más.

Ella buscó a tientas su torso, bajando hasta los testículos y comenzó a apretarlos uno contra el otro suavemente, provocándole un nueva erección. Él la cogió por la cintura y la colocó de rodillas sobre las sábanas. Se colocó a su espalda y cogió con ambas manos las muñecas de Theresa mientras introducía su duro miembro de nuevo entre sus pliegues, provocando que un nuevo gemido escapara de su garganta.

Desde esta posición, podía admirar su larga cabellera rojiza, su esbelta cintura y su firme trasero. Empezó lentamente, notando como su pene chocaba contra las paredes más profundas de su vagina. Soltó sus muñecas para poner sus manos sobre sus pechos y fue acelerando el ritmo. Theresa jadeaba y movía sus caderas tratando de que cada embestida fuese tan intensa y profunda que notaba como sus huevos chocaban contra su vulva, haciéndola gemir.

Logan bajó una mano hasta el clítoris, apretándolo con los dedos, mientras seguía embistiéndola más y más rápido hasta que notó que las paredes de su vagina comenzaban a contraerse contra su miembro y ya no pudo resistirse más, corriéndose entre sus muslos mientras una descarga eléctrica surcaba su cuerpo y el de Theresa, alcanzando un orgasmo aún más salvaje e intenso que los anteriores.

Con la respiración entrecortada y los cuerpos sudorosos, Theresa preguntó -¿Mañana a la misma hora?

- Sin falta - respondió él.

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